Verano, calor, gazpachos, ensaladas, helados… como este corazón de yogurlado, el nombre lo ha elegido mi hija y como me ha hecho gracia ahí se queda.
Quería estrenar mis moldes para helados de silikomart, pero... ¿Qué helado? Mis neuronas, que de momento además de funcionar también piensan, pensaron: si en la red ya hay cientos de helados de todo tipo, buenos, malos, regulares, espléndidos, etc. y que decir sobre los sabores, de aceite de oliva, de mango, de queso, de que sé yo cuantísimas variedades andan por ahí viajando. Era francamente difícil hacer algo que no estuviera ya inventado, experimentado, imitado, repetido… Y no es que este de hoy sea lo más de lo más, que va, para nada, ni siquiera lo pretendo, es más, ni siquiera me creía que fuera comestible.
Teniendo en cuenta mis antecedentes sobre el reciclaje despenseril y los buenos resultados que tantas veces me dan esas sobras, aunque en este caso no son sobras precisamente, decidí usar algo que desde las Navidades pasadas andaba rondando por casa, “bombones”. Todos los que quedaban en la caja eran de chocolate con leche y chocolate blanco, de los de chocolate negro ni rastro, y claro está, estos últimos, dulces como la miel, no se los come nadie y después de probar y comprobar que estaban en perfecto estado os podéis imaginar donde ha terminado una parte de ellos.
Ingredientes:
Bombones
1 yogurt natural
Un brick de 200ml de nata
Lo primero que hice fue fundir los bombones en el microondas, lo justo para que no se quemaran o serían irrecuperables.
Mezclar el yogurt y añadir la nata ligeramente montada. No he añadido ni pizca de azúcar, los bombones ya tenían más que suficiente.
Rellené los moldes y puse los palitos. Alisé la superficie lo mejor que pude y al congeleitor.
Quedaba crema suficiente para rellenar los tres simpáticos y coloridos cucuruchos, no son comestibles pero funcionan estupendamente. Como sus amigos los corazones también al frío polar.
Para adornarlos y enriquecerlos un poco preparé una especie de crocanti con anacardos crudos que tosté, y cuando habían tomado color les añadí azúcar para que se caramelizara todo junto. Lo extendí sobre un papel de horno embadurnado con aceite y deje enfriar. Luego aplasté sin piedad hasta convertirlo casi en polvo.
Con este crocanti cubrí parte del corazón. Fundí más bombones a los que añadí unas gotas de chocolate puro (0%) que le dio color y suavizó ese dulzor casi picante.
El resultado es lo que veis, rico, y apetecible… la foto lo demuestra, hay quien no tuvo paciencia.
En casa no hay heladera, hay congelador y buena voluntad.
No tengo ninguna duda si digo que nada mejor que un rico helado que ha seguido los pasos correctos y necesarios para conseguir una textura final que resulte espectacular, pero, amigos, este humilde corazón de yogurlado no ha dejado indiferente a quienes lo han disfrutado.
Con esta receta participo en el concurso de recetas caseras de muchogusto.net
Helado de frutos del bosque estilo Calippo
La empresa italiana de moldes y otros útiles de cocina de silicona, Silikomart, que muchos ya conocéis por haber colaborado también con ellos, ha lanzado una campaña especial de verano para promocionar sus productos específicos para refrescarnos la temporada estival. A pesar de que me pillaban las fechas algo justas, cuando Silvia me ofreció colaborar no lo dudé, y es que me gusta mucho la gama específica para dulces helados que nos ofrecen, y que me vienen genial para disfrutar en Madrid donde por el momento no tiene hueco mi maquinita heladora. Recibí dos muestras, la primera es este molde que hoy os presento.
Formado por un set de tres moldes para Ghiaccioli con sus respectivas capuchas, es imposible no acordarse del legendario Calippo de Frigo y sus múltiples clones en tantas otras marcas de helados. Ha sido desde cría uno de mis helados comerciales favoritos y me ha hecho ilusión poder recrearlos en casa, aunque dejaré el intento de emular mi favorito, de lima-limón (con ese verde radioactivo tan refrescante) para más adelante.
Esta receta es sencillísima, muy rápida y fácil de hacer, con un resultado delicioso gracias al potente sabor de la fruta. Yo usé una mezcla de frutos del bosque congelados al natural que vienen genial para muchas recetas, aunque se podría hacer con fruta del tiempo y creando la mezcla a nuestro gusto.
- 300 gr de frutos del bosque (fresas, grosellas, arándanos, frambuesas, moras...)
- 90-100 gr de azúcar
- 1 pizca de sal
- 1 cucharada de zumo de limón
- 80 gr de queso fresco cremoso desnatado
Si se usan frutos congelados, habrá que dejarlos descongelar un poco si la potencia de nuestra batidora no es demasiado alta. Colocar los frutos enteros en el vaso de la batidora, trituradora o licuadora, y triturar. Añadir el zumo de limón, una pizquita de sal y el queso, batiendo todo unos segundos más con la máquina hasta que quede homogéneo. Incorporar el azúcar al gusto, pues el dulzor necesario dependerá del ácido de la fruta empleada. Repartir en los moldes, tapar y dejar congelar por lo menos 4 horas.
Nota: A mi me gusta dejar en preparaciones así la mezcla de fruta entera, sin colar, pero si no se quieren restos de semillas ni grumos se puede tamizar el triturado de fruta antes de continuar con los demás ingredientes, procurando presionar bien para extraer todos los jugos.
¡Me temo que usaré estos moldes todo el año! ;)
Esta es una entrada publicada originalmente en http://albahacaycanela.blogspot.com. Gracias por leerme, anímate a visitar el blog y dejar algún comentario!
Fuente recetax.com
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